“El primer cubano que estuvo en el Polo Norte”
Por: Taimí Antigua Lorenzo
Por: Taimí Antigua Lorenzo
José Joaquín Castillo Duany
Hoy les traigo la historia de un santiaguero que fue el primer cubano en
poner sus pies en el Polo Norte: José Joaquín Castillo Duany. No lo hizo
porque fuera explorador, sino enrolado en la tripulación del vapor Rodgers,
uno de cuatro buques que el Senado norteamericano financió para salir en búsqueda del barco Jeannette.
A su vez el Jeannette (propiedad de James Gordon Bennett, dueño del
New York Herald) había zarpado con el objetivo de rescatar a la tripulación del buque sueco Vega, que en julio de 1878 había salido para bojear el Ártico. Pero en septiembre este barco quedó atrapado por los hielos y permaneció inmóvil hasta julio de 1879, cuando los deshielos lo liberaron. Toda su tripulación pereció, según se supo más tarde. Igualmente, el Jeannette quedó a merced de los hielos y las corrientes lo arrastraron hasta la zona de congelación permanente.
Allí estuvo unos 21 meses hasta que, comprimido,
se hundió a 150 millas del delta del río Lena, al norte de la Siberia rusa.
Sin embargo, los tripulantes del Rodgers no encontraron indicio alguno del Jeannette. Tras rastrear el norte de Alaska pusieron rumbo oeste, a la Siberia. Cerca del delta del río Lena, una explosión accidental provocó el incendio de la embarcación, y sus 35 tripulantes quedaron a la deriva en el inhóspito territorio polar ruso. Entonces supieron que los hombres que intentaban rescatar habían muerto, en su mayoría congelados.
No mejor la pasarían los del Rodgers, pues casi todos murieron víctimas del frío, el hambre y el escorbuto. El cubano Castillo Duany resistió todas las adversidades y tuvo ánimo suficiente para hacer una serie de apuntes que publicaría luego en su libro “Los hábitos y la higiene de los esquimales”. Con dos compañeros, atravesó la Sibiera rusa, llegó a la península de Kamchatka, cruzó el estrecho de Behring y arribó al poblado de Sitka, en Alaska. Desde allí se trasladó a San Francisco, donde lo recibieron como a un héroe y lo colmaron de honores.
En New York, Castillo Duany se unió a la causa independentista cubana y participó en varias expediciones para llevar pertrechos a los insurrectos cubanos, todas exitosas. Viajó varias veces en el barco "Tres Amigos", acompañado de otros ilustres militares cubanos.
Finalmente se radicó en Santiago de Cuba con su esposa Matilde Simoni y sus hijos, donde ejerció su profesión y continuó en sus labores separatistas. Matilde era la hermana de Amalia, la esposa de Ignacio Agramonte.
Su vida transcurrió entre Cuba y Estados Unidos, donde hasta sufrió cárcel por sus actividades como subdelegado del Partido Revolucionario Cubano y asesor de su Departamento de Expediciones.
Una vez derrotada la corona española en la Isla , asumió la dirección del Hospital Civil de Santiago de Cuba. Enfermo y quebrantado viajó a París y allí falleció el 20 de noviembre de 1902. En su memoria, el Hospital Militar de Santiago de Cuba lleva su nombre.
Hospital Militar José Joaquín Castillo Duany en Santiago de Cuba