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lunes, 10 de septiembre de 2012

“Cuidado con el pederasta”

                        

“Cuidado con el pederasta

Por: Taimí Antigua Lorenzo

Tan pronto ví el letrero en la esquina me asusté: “Watch Pedestrian”.*
¡Ay Dios mío! Tenía que avisarle pronto a mi amiga Regla Martínez para que estuviera al tanto y se apresurara en recoger a sus hijos en la escuela.
Como no tenía teléfono celular, la llamé desde un teléfono del mall.

-¿Tú estás segura? Me preguntó como quien desconfía.

-Oye, te digo que sí. El anuncio no sólo estaba en una esquina sino en varias de las que caminé de la parada del bus hasta el mall.

-OK, hoy iré a buscarlos temprano, me dijo.

-Yo también iré temprano a buscar a mi hijo.

Nos despedimos y colgué el teléfono.

Estaba en un mall. Allí había un piso donde daban gratis clases de inglés para inmigrantes. Era mi primer día. Estaba feliz, pero a la vez un poco asustada con eso del pederasta suelto. İ Menos mal que en este país todo era tan organizado!

Me maravillé al pensar que la policía fuera tan efectiva: un pederasta suelto y un letrero amarillo en cada esquina para avisarle a la población. ¡Era increíble! Seguramente de hoy no pasa que lo agarren, pensé.

Recordé entonces varias noticias que habían estado transmitiendo en los noticieros sobre pederastas detenidos muchísimos años después de haber cometido sus fechorías. Otras sobre sacerdotes y obispos que, casi con un pie en la tumba, fue que confesaron sus crímenes o fueron desenmascarados por sus víctimas.

Aproveché el receso y les advertí a las colombianas de mi grupo: ¡Recojan temprano a sus hijos que anda suelto un pederasta!

Caras de asombro, ojos abiertos.

-Pero, ¿por qué se asombran?, les dije. Ustedes saben que este país es del “Primer Mundo, no en vano hay tanta tecnología a disposición de la policía, remarqué.

Bajé al primer piso y en menos de diez minutos llamé a varias conocidas cubanas que tenían niños en la escuela y les advertí del peligro. Por último, llamé a mi esposo.

Al salir de las clases, a eso de las 3: 00 P.M., seguían los anuncios en cada esquina.

¡Aún no lo han pescado!, pensé con disgusto y preocupación.

Seguí mi camino hasta la parada del autobús y comprobé que en las siguientes esquinas también se mantenían los avisos sobre el pederasta.

Me faltaba una sola cuadra por caminar cuando vi que en London sí había servicio de Metro. Regla Martínez me había asegurado que eso era únicamente en Toronto y en otras ciudades populosas, pero en London no ¡qué va!

Mis ojos no mentían: allí estaba aquel letrero sobre la entrada: “SUBWAY”. Noté algunas personas salían comiendo sandwich. Nunca fui partidaria de que se comiera mientras se andaba por la calle, pero ¡qué remedio! Reflexioné ¡Este clima canadiense da una clase de haaaaaaaaambre! Los entiendo, pero ella que me explique por qué me mintió, iba mascullando para mis adentros.

Al llegar a la entrada de la escuela me encontré con Regla Martínez que me estaba esperando un poco agitada para preguntarme:

-¿Podrías deletrearme esos letreros que viste?

-¡Sí, como no! Decían así: “Watch Pedestrian”. Y le deletreé: W- a-t-c-h -P-e-d-e-s-t-r-i-a-n.

Tuve por respuesta un contundente consejo: "Amiga, no se te ocurra faltar ni un día a la escuelita de inglés.

* A los pederastas también les llaman pedófilos en español."Pedophile" en inglés, de ahí mi confusión.

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